Una arquitectura más respetuosa con el medio ambiente pasa, en primer lugar, por tomar conciencia sobre las cargas ambientales que genera y, a continuación, para adoptar medidas que las minimicen.
La construcción y el mantenimiento de los edificios consume el 40% de los materiales utilizados en la Unión Europea. Este dato indica la gran repercusión que puede tener tener una buena elección de materiales para la construcción y rehabilitación de edificios.
El reto para los profesionales de la edificación es lograr cumplir con los requisitos de funcionalidad, seguridad y habitabilidad de los edificios a la vez que reducimos al máximo su impacto ambiental.
A la hora de elegir materiales de construcción hay que tener en cuenta qué consumo de recursos naturales representará, qué emisiones se generarán, qué impacto tendrá sobre los ecosistemas y cuál será su comportamiento como residuo.
A continuación se detallan algunos de los impactos ambientales más relevantes y que que se acostumbran a usar para comparar productos.
Se origina como consecuencia del retorno a la superficie de la tierra en forma de ácidos de los óxidos de azufre y nitrógeno descargados a la atmósfera. Esta acidificación puede producirse como deposición seca o deposición húmeda (lluvia ácida).
La biodiversidad es garantía de bienestar y equilibrio en la biosfera. En cada ecosistema, los organismos vivientes son parte de un todo actuando recíprocamente entre sí, pero también con el aire, el agua y el suelo que los rodea. La principal causa de la pérdida de biodiversidad es el deterioro del hábitat de las especies afectadas.
La contaminación del agua puede provocar que haya un exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo. El exceso de vegetación y otros organismos hace que se agote el oxígeno del agua y condiciona la vida de otras especies como los peces.
Los gases responsables del efecto invernadero son aquellos componentes gaseosos de la atmósfera, tanto naturales como de origen antropogénico, que absorben y reemiten radiación infrarroja. A medida que incrementa la concentración de estos gases, la radiación infrarroja es absorbida en la atmósfera y reemitida en todas direcciones, contribuyendo este hecho a que la temperatura media de la Tierra aumente.
Se consideran metales pesados los que tienen un peso atómico relativamente elevado y una densidad aproximada de 5 g / cm3. En general, suelen ser muy tóxicos y no se encuentran en concentraciones muy elevadas al aire o al agua. Pero son elementos que están presentes en el medio en concentraciones bajas y que en caso de acumularse pueden llegar a niveles críticos o letales.
En la parte superior de la estratosfera se encuentra la capa de ozono, que actúa de filtro de la radiación solar ultravioleta. Si se produce una reducción de su concentración, se provoca un incremento de la cantidad de radiación ultravioleta que incide sobre la Tierra. Cuando el dióxido de nitrógeno y los CFCs llegan a las altas regiones de la estratosfera son disociados por efecto de la luz solar, produciéndose óxido de nitrógeno y cloro libre. Este último elemento destruye el ozono.
El uso de combustibles fósiles provoca emisiones de óxidos de azufre (principalmente SO2) y de nitrógeno (NOx) en el aire. Estos contaminantes se combinan con la humedad de la atmósfera y forman ácido sulfúrico y nítrico, respectivamente, que caen en forma de lluvia ácida. La lluvia ácida afecta negativamente a los lagos y los bosques, la flora y la fauna, las tierras agrícolas, las reservas de agua y la salud humana.
Es la niebla con presencia de contaminantes atmosféricos originados básicamente por la industria y el transporte, y que es consecuencia de la concentración de partículas de polvo y humo que, al actuar como núcleos de condensación, provocan la condensación de vapor de agua, incluso con una humedad relativa de agua muy inferior al 100%. Los contaminantes que más contribuyen a este efecto son las partículas, el carbón, el polvo de hierro y el óxido de azufre.
Las afectaciones pueden ser múltiples, una de las más destacadas es la probabilidad de provocar cáncer. Establecer los niveles de toxicidad crónica para cada sustancia es complicado, ya que en cada caso hay muchos factores que favorecen o desfavorecen los efectos de la posible toxicidad, que, al no tener efectos inmediatos, no siempre permite correlacionar con claridad las relaciones causa-efecto.
1. La mayoría de los materiales que se utilizan en construcción son válidos, no los podemos considerar buenos o malos. Lo que es bueno o malo es la manera de utilizarlos, como los gestionamos durante toda su vida útil.
2. Los técnicos necesitamos disponer de información sobre el ciclo de vida de los materiales, para poder elegir los materiales a partir de datos objetivos. Esta información nos la proporcionan las declaraciones ambientales de producto.
El sector de la edificación actualmente se basa en extraer y transformar recursos para su utilización en los edificios y, en un determinado periodo de tiempo, convertirlos en residuos.
Si conseguimos que los residuos se vuelvan a convertir en recursos podremos cerrar el ciclo de los materiales.
A continuación se muestran algunos ejemplos de medidas que pueden ayudar a reducir el impacto ambiental de los materiales utilizados en el edificio:
Etapa | Aspectos a considerar durante el diseño del edificio |
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Producción materiales |
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Construcción |
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Explotación / Mantenimiento |
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Rehabilitación |
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Fin de vida |
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Además, se recomienda aplicar la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en el momento de diseñar o priorizar estrategias de reducción de impacto ambiental. Esta metodología permite tener un conocimiento más completo de los productos y evitar posibles transferencias de impactos ambientales, como por ejemplo que se utilicen materiales de bajo impacto en cuanto a producción pero que sean poco durables y se necesite una rápida substitución.
La metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) puede ser útil para realizar estudios comparativos de productos, equipos y sistemas que tengan una misma función. Esta herramienta permite realizar balances globales considerando todos los impactos ambientales que se dan en las diferentes etapas de los materiales que incorporamos al construir un edificio: la producción de materiales, su transporte y puesta en obra, su vida útil en el edificio, su desintalación y la gestión final de los residuos que se generan. Como ejemplo de una aplicación de esta metodología se puede descargar el resumen de una ACV comparativa de cuatro sistemas de rehabilitación de cubiertas.
El objetivo de las ecoetiquetas (o etiquetas ecológicas) es el de promover la demanda de aquellos productos que tengan un menor impacto ambiental asociado. Conforme a la ISO (organización internacional de estandarización) existen tres tipologías de etiquetas ecológicas:
Las ecoetiquetas tipo I son certificaciones ambientales que consideran el análisis de ciclo de vida del producto o servicio. De acuerdo con la ISO 14024, las ecoetiquetas tipos I forman parte de un programa voluntario, multicriterio y desarrollado por una tercera parte que autoriza su uso. La ecoetiqueta tipo E indica que un producto es ambientalmente preferible en función de una serie de consideraciones basadas en su ciclo de vida. Algunos ejemplos de ecoetiquetas tipo I, geográficamente próximas y que incluyen productos de la construcción son:
Distintiu de Garantia de Qualitat Ambiental Generalitat de Catalunya |
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Ecolabel Unión Europea |
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Aenor Medio Ambiente Asociación Española de Normalización y Certificación |
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Der Blaue Engel (Àngel Blau) Ministerio Federal de Medio Ambiente de Alemania |
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The Swan (Cigne Blanc) Northern Ecolabelling (Noruega, Finlandia, Islandia, Dinamarca, Suecia) |
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NF Environnement AFNOR Certification (Francia) |
Las ecoetiquetas tipo II o auto declaraciones ambientales, de acuerdo con la ISO 14021, consisten en afirmaciones relativas a alguna característica ambiental del producto que las contiene y que no han estado certificadas por una tercera parte. Según la norma ISO 14021, debe evitarse el uso de frases generalistas o ambiguas sobre el producto como seria “respetuoso con el medio ambiente”, “ecológico”, “no contamina” o “protege la capa de ozono”.
El bucle de Möbius es un ejemplo de auto declaración ambiental muy conocido por el consumidor. La ISO 14021 indica que puede utilizarse para informar que un producto o envase es reciclable o que contiene material reciclado. En caso de no indicar un porcentaje, el símbolo se interpreta como que el producto o envase es reciclable. En caso de indicar un %, el número declara el contenido de material reciclado del producto o envase. Algunas empresas utilizan símbolos para diferenciar en sus propios productos los que tienen un mejor comportamiento ambiental. Según la ISO 14021, estos símbolos deben ser simples, fácilmente reproducibles e identificables. Además, en caso de que utilicen objetos naturales, estos han de tener una relación directa y verificable con respecto al tema declarado.
Las ecoetiquetas tipo III o declaraciones ambientales de producto (EPDs), de acuerdo con la ISO 14025, facilitan la comunicación objetiva, comparable y creíble del comportamiento ambiental de los productos. Las EPDs no dan criterios sobre la preferencia de un producto ni establecen unos criterios mínimos a cumplir. Al mismo tiempo, pueden fomentarla demanda y oferta de productos y servicios con un menor impacto ambiental al permitir una comparación justa entre diferentes productos. Estas declaraciones se basan en estudios de Análisis de Ciclo de Vida de un producto y se desarrollan de acuerdo a unos requerimientos específicos. Además, las EPDs pueden estar revisadas y validadas por un organismo acreditado. Algunos ejemplos de ecoetiquetas tipo III que incluyen productos de la construcción son:
Declaración Ambiental de Productos de Construcción Declaración Ambiental de Producto (España) administrada por el Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona. |
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Environmental Product Declaration (Declaración Ambiental de Producto) Administrado por AUB (Alemania) |
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Environmental Product Declaration (Declaración Ambiental de Producto) Administrado por The Swedish Environmental Management Council (Suecia) |