Hay muchas razones para justificar la mejora del aislamiento de los edificios. Sin embargo, a menudo se sigue viendo como una actuación cara y difícil de amortizar en comparación a la mejora de los sistemas activos de climatización. Para valorar correctamente la conveniencia de mejorar el aislamiento de un edificio hay que tener en cuenta la oportunidad (aprovechar una rehabilitación de fachada o cubierta para hacer la actuación) y el plazo. Si se hacen actuaciones a largo plazo, aislar el edificio es una de las primeras opciones, ya que lo primero que hay que hacer es reducir la demanda y luego mejorar la forma de satisfacer esta demanda.